lunes, 11 de julio de 2011

Nunca estamos contentos


El dromedario tenía complejo de inferioridad con respecto a su pariente el camello -siempre tuvo envidia de las dos jorobas de su primo-, sin sospechar que éste se las hubiese cambiado por la suya con los ojos cerrados para ahorrarse el sobrepeso.


4 comentarios:

  1. Hasta que llegas a una edad que lo entiendes y te conformas con lo que tienes, siempre y cuando seas un tio/a "normal" y tus necesidades estén cubiertas.

    Saludos

    PD/ a normal me refiero que no seas un tiburón y que tu objetivo en la vida no haya sido joder a los demás.

    ResponderEliminar
  2. Pues esto sí que no lo entiendo, si son los dos igual de feos. ¡Jesús!, qué caretos... La cuestión es envidiar.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Y así vamos aprendiendo, hermano.
    Como dice Mercedes, la cuestión es envidiar. Cuando vivía con los ingleses, su pecado capital era la hipocresía y el nuestro, como españoles, es la puta envidia.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Como dice un refrán francés, "El césped del vecino es siempre más verde que el nuestro". El caso es fastidiarse, y no disfrutar lo que tenemos. ¿Quién nos habrá metido en la cabeza esta manía?
    Un abrazo grande, Elías. Te llamaré pronto desde Irlanda para saber cómo van todas las cosas en casa.

    ResponderEliminar