miércoles, 21 de septiembre de 2011

Vitrina de charcos (presentación)


Mañana por la tarde, en la FNAC Plaza España de Zaragoza, a las 19:30 horas, se presenta Vitrina de charcos de José Ángel Cilleruelo (PUZ, col. “La Gruta de las Palabras”).
Oficiará de maestro de ceremonias Fernando Sanmartín, director de la colección.

Es evidente que a José Ángel le gustan los charcos, mirarse en su reflejo, chapotear en ellos hasta empaparse como un niño para el que estos espejos peligrosos del abismo* son un juguete donde se sumerge como pez en el agua.
En 2009 dio a la imprenta un volumen, Galería de charcos (Polibea), hermano mellizo de este. Entre aquella "galería" y esta "vitrina", un pequeño y hermoso libro ilustrado, Una sombra en Pekín (Traspiés). Y justo después del que hoy nos ocupa, Ladridos al amanecer (Paréntesis).
(Apunte al margen: ¡qué bien titula este hombre!).
En la nota distribuida por la editorial, leemos que “esta Vitrina de papel expone una colección de poemas en prosa -y algunos en verso- que hereda las viejas estrategias de la métrica áurea, aunque erosionada por el paso de los siglos. Así, cada poema forma un pequeño «charco» de cien palabras exactas con las que se evocan historias poéticas -entrañables unas, ásperas otras-, se registran mínimas vivencias urbanas o se celebra el gozo con el que la mirada piensa la realidad”.

Dividido en siete secciones -Baúl de voluntades, Maletín de paisajista, Naturalezas muertas, Vitrina de charcos, Vida de ciudad, Chanson d´amour y más Naturalezas muertas- este vitral literario, este calidoscopio poético, este poliedro intemporal formado por sesenta y tres facetas, cada una con su intención y destino, es también un ejercicio de estilo muy del gusto del autor, de contención formal sin renunciar a la profundidad de lo dicho.

A mí, como a él, también me gustan mucho los charcos, esas efímeras y leves lagunas caídas del cielo donde la lluvia de ahora -agua sobre el agua- canta en los charcos de ayer una extraña melodía.
Para abrir boca, os dejo aquí como muestra el último texto del libro.

MALEZA
Abandona el sendero que ensanchan las acémilas con su tránsito de palabras y se encamina hacia la alberca lírica abriéndose paso entre la maleza. Al poeta le gustaría contemplar reflejado su rostro en el agua. Sobre la superficie flotan hojas, la pinaza que ha arrastrado el viento, un breve remolino de insectos, la invasión de una enramada. Con un palo busca apartar los estorbos, pero sus movimientos solo consiguen remover viejos lodos y turbiedades. Por más que se esfuerza, no consigue ver en el agua estancada quién es. Abre el cuaderno que ha traído, y dibuja. Poesía, la dicción extraña.

Hasta llegar a esta "maleza", otras sesenta y dos vitrinas que mirar despacio, charcos en los que recrear los ojos y mojarse los pies con regocijo y placer lector.

Me va a dar mucha rabia no poder estar allí con estos dos grandísimos amigos, pero espero que no falte ni uno solo de vosotros.
 
*José Viñals Correas

2 comentarios:

  1. Tu entrada es un magnífico aperitivo para acercarse a esta "Vitrina de charcos" que tanto promete. Y esa "Maleza", la confirmación de que tus palabras nos son baladíes. Ahora, a intentar hacerse con el libro.

    Un abrazo.

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  2. Mucha suerte a José Ángel con este último "Charco".
    Saludos y hasta la próxima.

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