sábado, 19 de mayo de 2012

Ronquido


Ronquido. En lo profundo de la noche, en el mutismo extenso de la madrugada, en la tranquilidad más oscura y absoluta (Silencio en la noche / ya todo está en calma / el músculo duerme / la ambición descansa... que dice el tango), aterrador retumbo, espantoso estertor que surge de improviso cual Leviatán del océano, cual trueno ensordecedor, cual fuelle monstruoso atizando las llamas del infierno, de las profundidades del sueño.
Si de varón, motivo de escarnio y vergüenza que su compañera de cama hace patente en público con regocijo indecente en cuanto se le presenta ocasión.
Sin embargo, la hembra roncadora -que haberlas, haylas, anda que no- se dejaría matar lentamente antes de admitir que semejante sonido haya podido profanar, siquiera de modo somero, sus dulces labios.
Puede manifestarse con babilla por las comisuras de la boca abierta e ir acompañado por la emisión intermitente de vocablos contadores de secretos, algo nefasto de común si hay un cónyuge insomne en el otro lado de la cama con el oído presto y antiguas cuentas que saldar. Si se da el caso citado, vete preparando.

1 comentario: