jueves, 6 de diciembre de 2012

Angelotes


Las primeras lluvias del otoño visitan la ciudad y, a su reclamo y arrimo, una súbita y colorista floración de paraguas y gabardinas se enseñorea orgullosa de las calles. Algunos viandantes, sorprendidos e inermes ante el imprevisto chaparrón, miran al cielo impacientes en procura de clemencia mientras buscan con apremio algún precario refugio.
Por el contrario, ciertas fachadas, polvorientas y exhaustas por la intemperie y la aspereza del verano, muros que se dirían inpertérritos ante cualquier inclemencia, agradecen a su modo, reviviendo sus colores y llorando su alegría con serena dulzura, el aguacero benefactor y refrescante.
Los angelotes de la fuente de la plaza -diablillos desnudos a horcajadas sobre tritones de piedra-, y por escuchar las del cielo, silencian de golpe sus trompetas de agua.

2 comentarios:

  1. Bella estampa otoñal. Lluvia bendita.

    Abrazos.

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  2. La fuente de los putti malignos

    La fuente del jardín escondido
    está bajo las acacias,
    hay rumor de aguas turbias
    donde se refleja la luna
    y el sol no calienta nunca.

    Angelitos de manos carnosas
    se ríen del manantial.
    Son siete serafines malignos
    que con cólera antigua escupen
    veneno de contagio dulce.

    No caminante, no te acerques
    a la fuente del jardín cerrado,
    sus aguas dulces
    no saciarán tu sed
    y te confundirán los sentidos.

    El veneno disuelto en el agua
    te reventará el cerebro,
    te hará creer que eres Dios,
    inclemente como todos los dioses
    y dispuesto a matar.

    Salud
    Francesc Cornadó

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