viernes, 19 de abril de 2013

Un poema "hilado" de Irazoki

Aquellos de vosotros que seguís buenamente esta bitácora, sabéis de mi cariño por la gente a la que admiro: me considero afortunado por la gran cantidad de personas que la vida ha ido cruzando en mi camino para hacérmela más llevadera, y en esta misma ventana he dejado constancia en múltiples ocasiones.

Una de esos regalos impagables que la vida te hace de cuando en cuando es Francisco Javier Irazoki (Lesaka, Navarra,1954), personificación de la bonhomía y la discreción; alguien por quien, desde que lo conocí hace ya un tiempo, no he dejado de sentir ese afecto que él derrocha a raudales en cada abrazo. Al igual que ha ido creciendo mi admiración por su labor poética, donde la calidad humana y literaria, hila que te hila, van de la mano de manera armónica.

Recientemente ha publicado en Hiperión su último poemario, Retrato de un hilo, aunque en puridad habría que decir que estos poemas no son nuevos sino que se han ido decantando lentamente en el tiempo gracias a su maestría y sapiencia.
Voces más autorizadas que la de uno (Fernado Aramburu y Álvaro Valvede, por ejemplo) han constatado por extenso de manera fehaciente y certera lo que yo intento decir torpemente.
 
Para muestra, un botón.

Otra duna

Yo no era el único en los brazos
de la mujer más solitaria que conocimos.

Al amarla,
íbamos a la caricia del desierto,
allí éramos hurgados por sus espejismos y oasis.

De noche hacía un frío súbito,
o un viento arenoso,
y perdíamos el rumbo
al alumbrar el vacío horizonte.

Recuerdo el sabor a caída de sus besos.

Francisco Javier Irazoki
(Retrato de un hilo, Hiperión, 2013)

Gracias, querido Zoki, por hacernos felices.
Un abrazo fraterno.
 



1 comentario: