viernes, 31 de marzo de 2017

3 aforismos "turolenses"


La patria, esa barriga voraz de sus hijos nunca satisfecha.


Yo no iría tan lejos, acostumbra a decir quien nunca se ha movido del asiento. 


El peligro de estar en boca de alguien es que o te tragan o te escupen.

jueves, 30 de marzo de 2017

Gorrón



Gorrón. Contrariamente a lo que su nombre pareciera indicar a bote pronto, no estoy hablando de un sombrero enorme en tamaño, sino de un individuo versado en saquear, merced a sorprendentes peticiones y préstamos sin devolución con toda clase de métodos arteros y pretextos fabulosos, los bolsillos y carteras de los cándidos sujetos que caen en sus redes.
Si bien nunca son escasos, en épocas de crisis el número de los fulanos citados se incrementa de manera exponencial hasta adquirir proporciones de plaga.
Fig. Sablista. Y no precisamente de los que practican esgrima.

martes, 28 de marzo de 2017

La mannequin (117)


Alta. Elegante. Pie sedoso. En la base una volva en forma de saco. Carece de anillo. Sombrero marrón gris a blanquecino. Láminas claras que se tornan rosa salmón. El borde del sombrero joven está unido al pie por un velo fino. Cuerpo fructífero, hendido radialmente. Se encuentra solo en primavera, nunca en otoño.

(Descripción de las setas Voltaria vistosa, San Jorge y Psatirela llorona).


lunes, 27 de marzo de 2017

Porrones



Me acuerdo de cuando el vino se alegraba en los porrones; había verdaderos virtuosos en su manejo, en dejarlos secos sin verter ni una gota ante el pasmo de la concurrencia.

domingo, 26 de marzo de 2017

Mielero



Me acuerdo del sacamuelas, del aguador y de uno que venía todos los años (blusón oscuro, piel cetrina) voceando su dulce mercancía: “Rica mieeeeel de la Alcaaaaarria”.

sábado, 25 de marzo de 2017

Erguido

 
El hombre, ese mamífero erguido que se mueve de común entre el miedo y la mentira.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Compuesto y sin novia



Hoy he tenido el barrunto, y la ilusión, de que me había sido dada la fortuna de escribir un nuevo poema. ¡Por fin!, me he dicho, con un entusiasmo casi olvidado. Y me he puesto a ello con afán y mi mejor disposición de ánimo. Pero cuando más engolosinado estaba pensando encabalgamientos, heptasilabando versillos con los dedos, amigando estrofas entre sí, ha llegado una musa, inclemente, cruel, y me ha quitado el caramelo de la boca para dárselo a otro.  Ni un verso me ha dejado, la muy puñetera.
Y me he quedado con una cara de panoli que para qué.
Vamos, eso que siempre se ha dicho de “compuesto y sin novia”.

Imagen: "El poeta pobre", Carl Spitzweg

martes, 21 de marzo de 2017

Telégrafo



Por la mañana posadero del mirlo, de la paloma. 
A la tarde, oteando despojos, una urraca, un cuervo, una corneja desgranan su áspera salmodia desde allí. 
Por la noche, sólida atalaya del autillo y la lechuza, rígido mirador del búho.

Son las aves quienes alivian a todas horas la ya casi inútil soledad del poste del telégrafo.

lunes, 20 de marzo de 2017

Cota de malla


Cuando me tiran a dar, el sarcasmo es mi blindaje, mi cota de malla, mi mejor chaleco antibalas.

domingo, 19 de marzo de 2017

Rayos (una "morería" inédita)



En la tormenta, los rayos parecen las raíces del cielo.

sábado, 18 de marzo de 2017

Palabra



Palabra. Conjunto de sonidos comprensibles emitidos por el aparato fonador de los integrantes del género sapiens aunque ambos conceptos -lo de comprensible y sapiens, digo- pueden ponerse en duda a tenor de sus penosos resultados en la mayoría de los casos.
Instrumento ambiguo, escalpelo. Como éste, y dependiendo de su uso en según qué circunstancias, puede tanto matar como curar el dolor más profundo.

viernes, 17 de marzo de 2017

"Borrachito de tequila..." (una ranchera)



Para Sihara Nuño.

(Aunque no sé si le gustan las rancheras).

"Borrachito de tequila
llevo siempre el alma mía
para ver si se mejora
de esta cruel melancolía".

miércoles, 15 de marzo de 2017

Acerca de los poetas (Gil-Albert dixit)



“En primer lugar: tengamos en cuenta que yo soy un intuitivo. Y que lo que voy a decir es de mi cosecha propia. No es, por tanto, que yo sepa sobre lo que os digo todo lo que se sabe y que se escribió. No soy un sabio ni un profesor, mucho menos un erudito; soy un poeta. Existen, claro, profesores poetas, y hasta poetas profesores. Son respetables. Un poeta nunca es respetable, es vital. Su don no ha conseguido ser atrapado en la red de las conveniencias. Ya Platón, que era un gran poeta metido a redentor, expulsó a los poetas de la República porque sabía bien que eran los únicos ciudadanos que, como excepciones que son, podían desarticularle sus inflexibles esquemas. Excepciones a toda regla, ya que ellos llevan en sí, constitutivamente, una regla propia, esotérica y fatal; seres sin utilidad ni provecho, dentro del fariseísmo que caracteriza las sociedades humanas, van pregonando, desde su intimidad, los proyectos eternos: la libertad y la belleza y, con ellas, como encarnaciones, su conspicuo cortejo terrenal, el Amor, la Felicidad, el Arrebato, la Rebeldía y la Muerte”.


(De Breviarium vitae)

lunes, 13 de marzo de 2017

Dislexia



La ley del talón… Ajo por ajo, frente por frente… Nunca es tarde si la picha es buena…

Con respecto a la primera, incluso afirmaba, rotundo y obstinado, que la había formulado Aquiles.

-El pelida, el de los pies ligeros -añadía, erudito y pedante a la violeta.

Pero que no se te ocurriera corregirle: se pillaba unos cabreos de cuidado, no puedes  imaginarte cómo se ponía de borde si le llevabas, aunque fuera mínimamente, la contraria.

Para ser consecuente con su defecto, lo acribillé con la navaja.

domingo, 12 de marzo de 2017

Canto XIII (Tonino Guerra)


Ya de pequeño me gustaban las cañas
y las robaba en el río
cuando aún estaban verdes.
Las dejaba extendidas al sol todo el verano
y después las recogía, ligeras
como el murmullo de los mosquitos.

Cuando en invierno
los huesos rechinaban de frío
y los gatos tosían sobre el albaricoquero
yo subía corriendo al desván
y metía las manos en medio de las cañas,
que aún estaban calientes, con todo el sol encima.

(La miel, 1981)

sábado, 11 de marzo de 2017

Tembloroso y oculto


Hay voces tan adustas, tan secas, que parecen el azote inesperado de una rama en el rostro, como el gruñido de una bestia en la noche a tus espaldas que te despierta el miedo más cerval. 
Hoy he oído una parecida. Femenina, para más señas.
Escribo esto en la penumbra de mi habitación, tembloroso y oculto bajo las mantas.

jueves, 9 de marzo de 2017

En tiempo y forma

 

Si no las resuelves en tiempo y forma, las dudas acaban por transformarse en deudas de difícil solución contigo mismo.

miércoles, 8 de marzo de 2017

El pañuelo (una "morería")



El pañuelo es un adiós que se guarda en el bolsillo hasta que nos hace falta de nuevo.


martes, 7 de marzo de 2017

Como risa de muchachas


El crujido de las tablas del piso que gimen periódicamente con el ritmo lentísimo de un bailarín ingrávido, el chocar de las polillas contra el sol artificial de las farolas, el sonido del viento sobre los árboles como risa de muchachas, las involuntarias palabras que se escapan del sueño para repetir tu nombre.

domingo, 5 de marzo de 2017

¿Qué se sabe?



A la sencilla pregunta de "qué se sabe", ¿cómo responder sin caer en el más escandaloso de los ridículos, en la más necia pedantería, en la más repugnante de las autocomplacencias?

sábado, 4 de marzo de 2017

Zaragoza / Zamora / Barcelona (3 libros)

 
Viernes desapacible, día de lluvia y viento, penúltimos coletazos del invierno: llega uno a casa cansado, casi inerme del trabajo, y encima del mueble del recibidor se encuentra con tres sobres que contienen estas maravillas, estos tres libros que han recorrido la península llenos de afectos literarios y poéticos para llegar hasta mis manos.
A mayor abundamiento de felicidad, en el primero por la izquierda hay un poema (que habla de Venecia y que transcribo más abajo) dedicado a este destinatario.
Y uno se pregunta por qué, qué ha hecho él para merecerlos.
 
Venecia
es un relato,
el naipe
de la última partida,
la región 
donde los hombres
trazan tres círculos
para que el miedo
queme su cansancio
 
Venecia
es la premonición del barro,
la tumba de Ezra Pound y Joseph Brodsky,
una ambulancia
que busca las palabras perdidas.
 
Venecia es una abreviatura
cuando el calígrafo
que enterró en la nieve
su teléfono móvil
ahuyenta lo desconocido
 
 ("El peligro de los círculos", pág. 24, La Isla de Siltolá, 2017)
 

viernes, 3 de marzo de 2017

Matón



En su ya lejana juventud, aqueste mozo garrido de escasas entendederas soñó con poder ser modelo, galán de cine, ídolo deportivo o cantante de éxito, labores éstas en las cuales tampoco es que te exijan lucir licenciaturas o doctorados, pero todo aquello que acaso pudo ser devino al fin en el recuerdo apenas de un sueño. Así que se quedó en matón de barrio. Cumplidor, eso sí: encargo aceptado, encargo llevado a cabo a la plena satisfacción del cliente que soltaba la pasta.
 
Tenía una voz tan poderosa como su calva (se quedó mondo y lirondo de su tupida mata de pelo de resultas de un desengaño sentimental con una pelandusca que se la daba con cualquiera), rotunda y roqueña, con la que apabullaba a sus oponentes con razón o sin ella (casi siempre sin ella) en cualquier discusión en la que se enzarzase. Y no eran pocas las reyertas, que era también de querencia guerrillera y escaso repertorio de términos en las cuestiones de verbo.

Le gustaba comer caracoles sacándolos con un palillo (decía que hurgar con el alfiler en el agujero del bicho era cosa de maricones) y luego sorber con mucho ruido el caldito que quedaba en el caparazón. Tampoco le hacía ningún asco a las gambas con gabardina, que comía a puñados como si fueran quisquillas, contribuyendo no poco a la extinción de la especie de este crustáceo marino. Y dar escandalosas risotadas y soltar improperios por los asuntos más banales: un imprevisto resultado de fútbol, la pinta de alguna señorita de buen ver que acertara a pasar por su lado, la cojera de un rengo, el siempre sugerente escaparate de una corsetería…

Hasta que una vez, en una de esas discusiones sin sustancia particularmente acalorada, se le cayó un libro del bolsillo. De poesía. Amorosa, para más inri. Un librín flacucho, escaso de páginas, casi escuálido: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, rezaba el título con letras gordas. De un tal Neruda, que también vaya nombrecito para un tío.

La cara de estupor de sus compinches de tabarra a la vista del suceso no es para contarla: le perdieron el respeto para siempre. Cuando se recuperaron del asombro se lo demostraron de inmediato expulsándole ignominiosamente del local, retirándole la palabra para los restos y dándole a entender bien a las claras que las visitas a su bar de toda la vida no serían bien recibidas de ahora en adelante.

Una pena. Porque para nosotros, chaveas ociosos sin un chavo en el bolsillo, aquellas escaramuzas verbales en la taberna del barrio y en las que de cuando en cuando se escapaba algún guantazo que otro se nos antojaban muy entretenidas.
Amén de ser gratis, lo que tampoco es moco de pavo.